viernes, 10 de diciembre de 2010
A 186 años de la batalla de Ayacucho
sábado, 4 de diciembre de 2010
La Plaza Mayor de Lima
Entre los españoles más notables que recibieron solares tenemos a Pizarro, quien tendría toda una manzana a su disposición; el veedor real García de Salcedo, quien construiría su casa en dos solares aledaños a la iglesia; Francisco Martin de Alcántara y Hernando de Pizarro, cada uno con dos solares. Las instituciones más importantes también se ubicaron cerca a la plaza, debido a su importancia la iglesia, el palacio de gobernación, el cabildo y la cárcel se contruyeron en los alrededores.
La importancia de la Plaza Mayor fue tal que en ella se desarrollaron los eventos más importantes de la ciudad: recibimientos de los virreyes, paradas militares, ejecuciones... En ella se estableció por siglos el mercado de la ciudad, se realizaron funciones teatrales, corridas de toros, las fiestas más imporantes, funerales y todos los eventos trascendentales de la ciudad.
El 22 de octubre de 1535 (el mismo año de la fundación) le piden un solar mal veedor para ampliar la iglesia, que era todavía bastante humilde.
El domingo 26 de octubre de 1541 salen del pasaje Olaya o callejón de sombreros, 'los Caballeros de la Capa', comandados por Juan de Herrada, para asesinar a Francisco Pizarro en su casa.
En el año 1557 se retira la horca y en su lugar se ubicaría la pileta de la ciudad, que en su parte alta lleva un ángel con una flecha, obra con influencias renacentistas.
En 1672, el papa Pío V otorga a la iglesia mayor de Lima la categoría de Basílica.
El 17 de enero de 1881, el ejército chileno en la Guerra del Pacífico se instala en la Plaza Mayor y toma la ciudad.
domingo, 28 de noviembre de 2010
El penitente
Marchaban con los pies descalzos pidiendo limosna en nombre de su Señor, repitiendo una y otra vez a cada persona 'Ayudemos a pagar la cera de Nuestro Amo y Señor de los Milagros. ¿Dónde están los devotos y devotas de años pasados?'
Pese a la constante devoción mostrada por los penitentes, la costumbre de su presencia llegó a desaparecer totalmente de las procesiones, debido tal vez a su, también, constante expulsión por llevar la cara cubierta y andar pidiendo dinero quién sabe para qué. Hechos que no eran vistos con buenos ojos.
Observemos en la imagen que los penitentes cargaban también una pequeña reliquia que representaba al Señor de los Milagros e iban acompañados de mujeres que vendían chicha, las llamadas chicheras de años coloniales.
Bibliografía empleada:
PORRAS Barrenechea, Raúl. Historia general de los peruanos, 2do. volumen. 11ed. Lima: PEISA, 1988.
jueves, 25 de noviembre de 2010
Artículo social: Una fiesta de salón
En este siglo los medios escritos eran abundantes, aunque muchos de ellos sin calidad alguna, es en este contexto que aparecería 'El Comercio', periódico que aportaria mucho a nuestras letras. En él su publicarían novelas, críticas, notas y artículos sociales y políticos. En esta oportunidad detallaremos íntegramente un artículo que cubre la fiesta antes mencionada.
Las personas y aun partes de las clases, que figuraban antes de 1820, es lo único que ha cambiado en la escena política y social; pero las mismas fiestas han quedado, la misma disposición de divertirse frente a las jentes.
A las contradanzas sucedieron las contradanzas interpoladas con cuadrillas y bailes aislados, todo con el mejor orden y decoro, hasta la hora de la cena... La luz de la mañana se mezclaba ya con la luz artificial de las arañas y las lámparas, y en nada había disminuido la alegría y buena disposición de los concurrentes: solamente a la sonora orquesta militar y al piano del salón, había sucedido la guitarra con el tamborilero popular que hace danzar a los más graves, y que retuvo a casi toda la concurrencia hacia las 7 de la mañana.
Por nuestra parte preferiremos siempre las (fiestas) que parezcan siempre a la del Sr. Jeneral La Fuente, por el buen humor y franqueza, unidos con el más perfecto decoro y cortesia entre los convidados. (El Comercio, 2 de octubre de 1839)
DEL ÁGUILA, Alicia. Los velos y las pieles. Lima: IEP, 2003.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Los primeros años de Lima: Los recursos naturales
Toda persona tiene la obligación de sembrar quinientos árboles en el término de seis meses, so pena de multa (10 pesos de oro).
sábado, 16 de octubre de 2010
La vida social: Recorrido de la mujer
miércoles, 6 de octubre de 2010
Imágenes cotidianas de Lima en el siglo XIX
Vista al barrio de San Lázaro (vemos el arco que es la entrada al barrio). Además se observa la torre de la parroquia principal
La alameda nueva, lugar de paseo. Además se puede observar el río Rímac y el punto que da al barrio de San Lázaro
Vista a la Plaza Mayor, al fondo la Catedral de Lima. A la derecha vemos los famosos portales que se extendían en toda la calle del mismo nombre
Vista a la Catedral de Lima en la Plaza Mayor. Imagen similar a la anterior
Bibliografía empleada:
viernes, 24 de septiembre de 2010
La misturera
En las antiguas celebraciones religiosas, mujeres de toda clase se convertían en célebres acompañantes de las grandes procesiones; formaban, pues, junto a otros personajes pintorescos todo el conjunto de estas multitudinarias celebraciones. Delante, en el andar, de las procesiones se posicionaban las mistureras cargadas de esplendores y detalles.
Estas mujeres llevaban grandes vestidos, muy entallados en la cintura y con grandes aberturas en las piernas; con una pequeña manta cubríanse casi totalmente los brazos. Cargaban muchas veces joyas y perlas, además de presentar un pelo bien acomodado. A pesar del lujo de las prendas, que precisaban no poca sobriedad, lo que caracterizaba a estas mistureras eran los grandes azafates que llevaban en las cabezas.
Bibliografía empleada: PORRAS Barrenechea, Raúl. Historia general de los peruanos, 2 volumen. 11ed. Lima: PEISA, 1988.
sábado, 18 de septiembre de 2010
La esclavitud negra en la Lima del S. XIX. Bandolerimo y cimarronaje
sábado, 4 de septiembre de 2010
La gente del callejón
martes, 20 de julio de 2010
La vida social: Recorrido del hombre
Si bien los espacios públicos eran lugares predominantemente masculinos, no existían sino sólo unos cuantos institucionalizados, teniendo como lugar predilecto el café: lugar de grandes tertulias. Se decía, además, que un hombre respetable debía asistir a por los menos una tertulia diaria. Es así que Juan Jacobo Von Tschudi, alrededor de la década del 40 del siglo XIX, dice sobre los criollos más adinerados:
''Se dedican al ocio, se pasean por las calles, visitan a sus conocidos, se paran en alguna tienda o en una esquina para quedarse allí conversando medio día... Las tardes las pasan en el Coliseo de Gallos, en los cafés o dedicados al juego. Los criollos son jugadores apasionados. Si bien están prohibidos los juegos de azar, se llevan a cabo en forma pública''.
Podemos observar, de la descripción hecha por el viajero, que los limeños de más dinero simplemente dedicaban su vida a la pura diversión e incluso en ocasiones eran aquejados por sus esposas por las constantes ausencias que mostraban. Hacía mediados del XIX, las casas de juegos se ubicaban en los balnearios, principalmente en Chorrillos, lugar donde se vieron comprometidas muchas fortunas.
Debido a que el hombre reconocía la libertad en los escenarios públicos se ausentaba constantemente y eso lo demuestra una queja pública que hizo una mujer respecto a este problema: ''Yo sola tengo que sufrir los tedios de la soledad''.
A pesar de la fuerte popularidad que iba alcanzando los juegos de azar, el evento más popular y que congregaba a mayor cantidad de gente era la pelea de gallos. Una actividad que también persistió hasta los primeros años republicanos fue la asistencia casi obligatoria al Teatro.
El recorrido frecuente de los hombres, como lo muestra Alicia del Águila era el siguiente:
Mañana: esquina u oficina (si la hay) - calle - tiendas o café - casa.
Tarde: calle - coliseo de gallos - casa amigo - café - paseo - teatro - casa amigo (tertulia) - casa propia (cena) - juego.
Bibliografía empleada: DEL ÁGUILA, Alicia. Los velos y las pieles. Lima: IEP, 2003.
domingo, 20 de junio de 2010
Las portadas de las murallas de Lima
Según refiere Lohman las medidas de la muralla eran: 11700 metros de longitud y un aréa de 5054 600 metros cuadrados (1964, 201). En un inicio eran 5 las portadas que conformaban las murallas. Todas éstas permitían el acceso y la salida de la ciudad.
Portada de Guadalupe; estaba ubicada muy cerca a la iglesia y convento de Guadalupe. Tuvo dos puertas, que se ubicaban cerca del camino y ferrocarril a Chorrillos, opuesto al río Rímac.
Portada de Cocharcas; se ubicaba dentro del barrio de Cocharcas, el cual tuvo por centro la iglesia del mismo nombre, que se fundó por el antiguo culto a la Virgen de Cocharcas. Estuvo entre dos portadas, la de Santa Catalina y la de Barbones, la primera habilitada un tiempo después a la conclusión de las murallas.
Portada de Maravillas; fue la más hermosa y debido a su majestuosidad se le comparó con la Puerta de Hierro de Madrid. Estuvo ubicada cerca a la iglesia del Santo Cristo y daba acceso al barrio del Cercado de indios. Entre los muchos frisos y detalles que la componían se alzaba un gran escudo al centro y pínáculos sobre el eje de cada columna, además se ubica sobre las columnas un haz de banderas y un busto de armadura.
Un tiempo después se construyeron algunas portadas más, entre ellas tenemos: Monserrate, Martinete, Santa Catalina, Juan Simón, San Jacinto y dos en el barrio de San Lázaro: la de Piedra Lisa y la de Guía.
Bibliografía empleada:
DE LA CRUZ, Luis Enrique. Las murallas de Lima en el proceso histórico del Perú. Lima: CONCYTEC, 2004.