En esta oportunidad les presento la reseña de una novela publicada por Flora Tristán en el año 1838. Si bien es cierto que la novela fue publicada originalmente en francés, es relevante para la historia literaria del Perú, pues desarrolla una temática que incide en el paisaje peruano de esos años. Flora Tristán (1803-1844), hija de un coronel peruano, se convierte, así, en la primera novelista del Perú y una de las primeras feministas.
TRISTÁN, Flora. Peregrinaciones de una paria (1838). Lima: Moncloa – Campodónico Editores, 1971.
La joven Flora Tristán, hija de un coronel peruano asociado al ejército español y de una francesa llamada Teresa Lainé, se encuentra viviendo en uno de los barrios más pobres de París desamparada y con dos hijos. Después de pasar penurias y escapar constantemente de su todavía esposo Chazal, a quien detesta, se entera que su padre, ya fallecido, tenía familiares en Perú que pertenecían a la clase alta de ese país. Enterada de esto decide refugiarse en el Perú y pedir ayuda a su tío Pío Tristán.
Emprende un viaje de más de ciento treinta días que le demandará fortaleza y valor para enfrentarse a un mundo desconocido para ella. Durante el viaje, Flora va conociendo la verdadera naturaleza del hombre, a quien consideraba poseedor de virtud y capaz de entregarse a causas justas. Desencantada aunque fortalecida para enfrentar la vida, entabla amistad en el barco ‘El Mexicano’ con M. Chaubrié, capitán que la seduce y le implora su amor. Sin embargo, Flora no lo acepta pues, a pesar de considerarlo un hombre leal y justo, ella tiene otros propósitos en la vida. Considera además que su situación de hija ilegítima y madre soltera es un impedimento. Está condenada a vivir en una sociedad corrupta y, además, a ser tratada como una paria.
Llega a Islay y se dirige a Arequipa, lugar de residencia de su tío. Flora explica su situación, aunque sin comentar de su marido ni de sus hijos, a don Pío y le solicita la herencia de su abuela. Este pedido es rechazado por su tío pues, incluso reconociendo que es hija de su querido hermano, ella no posee documentos probatorios de la legitimad de su nacimiento. Flora quien considera de injusta esta decisión se indigna y se enfrenta a su tío, a quien desde ese momento considera como un hombre que destina su vida a la avaricia.
La joven Flora, muy a pesar suyo, se establece en casa de su tío y permanece en Arequipa durante siete meses, tiempo en el que observa las costumbres sociales y los conflictos políticos del pueblo arequipeño. Viaja a Lima y permanece en la capital dos meses, en los que observa el modo de vida de las mujeres limeñas: un modo frívolo y lleno de superficialidades. Flora, triste y nuevamente desamparada, decide emprender regreso a Francia.