El aguador (1840) Pancho Fierro
Antes del establecimiento de la empresa que suministrara agua potable en la ciudad, las pilas, los pilones y los pozos eran las formas de abastecimiento. Estos se hallaban repartidos en algunos puntos estratégicos, como los monasterios, hospitales, colegios y algunos establecimientos públicos. Los criados de las casas y la gente pobre tomaban agua de las fuentes públicas. El resto de la población se abastecía del agua que llevaban los aguadores que estaban matriculados en las parroquias.
Eran por lo general negros o zambos, que formaban la agrupación más importante de la colonia pues llevaban consigo un servicio indispensable. Existían dos categorías de aguadores, los que iban a pie y los que iban a burro. Los primeros vestían un delantal de cuero y cargaban un barril pequeño al hombro. Los segundos colocaban dos barriles que iban sobre el burro. Además, ambos llevaban un escapulario de Nuestra Señora del Carmen y una bolsa de cuero que contenía el dinero de la venta.
Al paso de los aguadores y al oir la campanilla, la gente le decía: ''¡Aguador, écheme usted un viaje!'' a lo que éstos respondían: ''¡Está vendío!''. Existen numerosas historias de estos personajes que transitaban la ciudad. Así, Manuel Atanasio Fuentes nos cuenta que en la ciudad existía un aguador que había sido militar llamado Ño Cendeja que recorría la ciudad con pasos marciales. También se cuentas las riñas que pasaban la gente que vivía en pisos altos pues los aguadores decían: ''No trepo escaleras''.
Bibliografía empleada:
Eran por lo general negros o zambos, que formaban la agrupación más importante de la colonia pues llevaban consigo un servicio indispensable. Existían dos categorías de aguadores, los que iban a pie y los que iban a burro. Los primeros vestían un delantal de cuero y cargaban un barril pequeño al hombro. Los segundos colocaban dos barriles que iban sobre el burro. Además, ambos llevaban un escapulario de Nuestra Señora del Carmen y una bolsa de cuero que contenía el dinero de la venta.
Al paso de los aguadores y al oir la campanilla, la gente le decía: ''¡Aguador, écheme usted un viaje!'' a lo que éstos respondían: ''¡Está vendío!''. Existen numerosas historias de estos personajes que transitaban la ciudad. Así, Manuel Atanasio Fuentes nos cuenta que en la ciudad existía un aguador que había sido militar llamado Ño Cendeja que recorría la ciudad con pasos marciales. También se cuentas las riñas que pasaban la gente que vivía en pisos altos pues los aguadores decían: ''No trepo escaleras''.
Bibliografía empleada:
OLIVAS, Rosario. Los pregones de los vendedores ambulantes en La cocina cotidiana y festiva de los limeños en el siglo XIX. Lima: Universidad de San Martín de Porres, Escuela Profesional de Turismo y Hotelería, 1999, pp 91-106.
ohh! que interesante.
ResponderEliminarCualquier tarea cotidiana dejaba a la vista la clase social de la familia en cuestión.
Dependiendo de su poder económico se hacían llevar el agua a casa o no y como eso tantas otras cosas, como supongo que el carbón o leña.
Pero a la vista está que ni pagando bien subían escaleras jejeje como ahora los butaneros, que como sean varios pisos sin ascensor, ya no lo suben jeje
Buenos temas los que vas escogiendo, me gustan tus elecciones.
Tranquilo que no me voy sin avisar, pero estamos escogiendo destino, eso si jeje
Que tengas un buen empiece de semana, besitos azules muassssssssss
Hola Kanet, pues sí dependía del poder económico de la familia para la adquirir los distintos servicios que se ofrecían en la ciudad.
ResponderEliminarMe agrada que te gusten los temas que voy colocando en el blog.
Nos vemos. Que estés bien!!!
que anuncia este pregón.
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