Las diversiones sociales en el siglo XIX, por lo general, se distinguían en dos: la de las mujeres y la de los hombres (aunque poco a poco se iban formando eventos en que ambos se reunían).
Si bien los espacios públicos eran lugares predominantemente masculinos, no existían sino sólo unos cuantos institucionalizados, teniendo como lugar predilecto el café: lugar de grandes tertulias. Se decía, además, que un hombre respetable debía asistir a por los menos una tertulia diaria. Es así que Juan Jacobo Von Tschudi, alrededor de la década del 40 del siglo XIX, dice sobre los criollos más adinerados:
''Se dedican al ocio, se pasean por las calles, visitan a sus conocidos, se paran en alguna tienda o en una esquina para quedarse allí conversando medio día... Las tardes las pasan en el Coliseo de Gallos, en los cafés o dedicados al juego. Los criollos son jugadores apasionados. Si bien están prohibidos los juegos de azar, se llevan a cabo en forma pública''.
Podemos observar, de la descripción hecha por el viajero, que los limeños de más dinero simplemente dedicaban su vida a la pura diversión e incluso en ocasiones eran aquejados por sus esposas por las constantes ausencias que mostraban. Hacía mediados del XIX, las casas de juegos se ubicaban en los balnearios, principalmente en Chorrillos, lugar donde se vieron comprometidas muchas fortunas.
Debido a que el hombre reconocía la libertad en los escenarios públicos se ausentaba constantemente y eso lo demuestra una queja pública que hizo una mujer respecto a este problema: ''Yo sola tengo que sufrir los tedios de la soledad''.
A pesar de la fuerte popularidad que iba alcanzando los juegos de azar, el evento más popular y que congregaba a mayor cantidad de gente era la pelea de gallos. Una actividad que también persistió hasta los primeros años republicanos fue la asistencia casi obligatoria al Teatro.
El recorrido frecuente de los hombres, como lo muestra Alicia del Águila era el siguiente:
Mañana: esquina u oficina (si la hay) - calle - tiendas o café - casa.
Tarde: calle - coliseo de gallos - casa amigo - café - paseo - teatro - casa amigo (tertulia) - casa propia (cena) - juego.
Bibliografía empleada: DEL ÁGUILA, Alicia. Los velos y las pieles. Lima: IEP, 2003.
¡Que belleza de blog!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.
ResponderEliminarHola querido Cesar,
ResponderEliminartuve la inmensa suerte de visitar tu pais hace uno años y sobra decir lo maravilloso que me resultó la experiencia.
Espero seguirte visitando y leyendo estás interesantes entradas concernientes a la historia y costumbres de tu tierra.
Te agradezco las visitas a mi blog y espero encuentres futuras reseñas que te sean interesantes.
Saludos y hasta pronto!
Muchas gracias por tu visita Princesa Amidala. Nunca se me hubiera ocurrido que en algún momento estuviste por estos caminos del Perú. Espero la hayas pasado muy bien en este país con tantos problemas de diversa índole.
ResponderEliminarMe agrada que puedas darte un tiempo y leer las historias que cuento, que por cierto, junto a la literatura clásica son mis grandes aficiones.
Hasta pronto, que estés bien.